12 may 2016

Mi lucha contra la mastitis

La lactancia fue mi gran descubrimiento cuando tuve a mi ranín. Una maravilla.
En el curso de preparación al parto mi matrona me enseñó un montón de cosas y también leí otras muchas por mi cuenta, como por ejemplo la que considero la Biblia de la lactancia: "un regalo para toda la vida" de Carlos González.
mamá dando el pecho a recién nacido

Teóricamente llegué preparada para dar el pecho, pero... no es lo mismo leerlo que hacerlo.
Pueden surgir problemas durante la lactancia, y de hecho yo tuve uno muy importante: una mastitis.
Una inflamación de las glándulas mamarias como consecuencia de una infección bacteriana, que produce un terrible dolor. Nunca me habría imaginado que el pecho pudiese llegar a doler taaaanto...
Hasta el punto de casi dejar la lactancia al mes.

Hoy he leido un artículo en el mundo sobre la mastitis que me ha recordado aquella pesadilla y por eso escribo esta entrada, por si a alguien puedo ayudar.

Pedí ayuda a mi matrona, a una amiga que me puso en contacto con una asesora de lactancia, y finalmente y tras más de una semana conseguimos vencer ese infierno.


¿Cual fue la "receta"?
Lo logré afortunadamente sin necesidad de recurrir a antibióticos, pero fue duro. 
La infección fue provocada por una ingurgitación mamaria (una obstrucción por exceso de leche). La obstrucción provocó la infección, y la solución era desatascar, porque cada vez se acumulaba mas leche, y el dolor era mayor. Mi bebé succionaba pero no salía nada y lloraba de hambre. Así que usé el sacaleches mucho, pero no salía casi nada, por más tiempo que estaba sacando leche a duras penas salían una gotas. 
Así que implanté esta rutina: 
1- aplicar calor local en el pecho para ablandar los nódulos duros de leche (una ducha con chorros calentitos en el pecho mientras me hacía masajes circulares). De este modo se ablandaba todo y dolía menos. 
2- Inmediatamente después ponía al bebé al pecho si le tocaba toma, y si no le tocaba me ponía el sacaleches. Me ponía una bolsa caliente en el pecho, sacaba leche y después enfriaba con una bolsa de hielo. Repetía el proceso del calor local, sacar leche y hielo varias veces, hasta que tocaba toma y ponía al bebé al pecho de nuevo.
3- Paralelamente tomé muchos yogures con bífidus y prebióticos y probióticos.

Todo esto varias veces al día durante varios días, hasta que finalmente, un buen día, mi ranín consiguió desatascar los pechos y empezó a bajar el volumen, a disminuir la tensión y a desaparecer el dolor. El sabor de la leche retenida no le gustaba mucho, así que primero me sacaba leche con el sacaleches (era de un color más amarillento) y después ponía al bebé al pecho.

Casi no me lo creía. Lloraba de alegría.

Finalmente pude mantener la lactancia todo el tiempo que quisimos mi ranín y yo, que fue 9 meses y pico. ¡Y tan felices!


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